29/03/2024

Opinión

Argentina se encamina a ratificar el Convenio 190 de la OIT sobre la Eliminación de la Violencia y el Acoso en el Mundo Laboral.

10/06/2020 |



En el plenario de las Comisiones de Relaciones Exteriores y Culto y Trabajo y Previsión
Social del Senado de la Nación iniciaron en el día de ayer el tratamiento de diversos
proyectos presentados para ratificar el Convenio 190 de la Organización Internacional del Trabajo firmado en Ginebra en junio del año pasado.

*Por Paula Cocco
Politóloga. Asesora Parlamentaria

Como asesora Parlamentaria trabajé en la confección de un proyecto en este sentido con la
esperanza de que llegara finalmente, el momento en que sea ley.
El Convenio sobre la eliminación de la violencia y el acoso en el mundo laboral implica el
reconocimiento del derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y
acoso, incluidos la violencia y el acoso por razón de género; incorporando además de una
perspectiva de género una perspectiva de derechos humanos.

Los desafíos que enfrentamos las mujeres en el ámbito laboral no solo se expresan en las
desigualdades manifiestas rotuladas como brecha salarial, piso pegajoso y techo de cristal.
En el ámbito específico de la violencia y el acoso un Informe de la Oficina de Asesoramiento
sobre Violencia Laboral dependiente del Ministerio de Trabajo retrata que quienes
mayormente se acercan a denunciar estas situaciones son las mujeres, en el 60% de los
casos denunciados en la Oficina entre 2006 y 2008. Mientras que, un informe del Equipo
Latinoamericano de Justicia y Género señala que casi 9 de cada 10 (8.8) mujeres
manifiestan haber sido blanco de "chistes" o comentarios de contenido sexista que le
produjeron incomodidad.

Partir de reconocer que la violencia y el acoso son una amenaza para la igualdad de
oportunidades, y son inaceptables e incompatibles con el trabajo decente es uno de los
principios que postula el Convenio propiciando la adopción de un enfoque inclusivo e
integrado que aborde las cuestiones de género.
Argentina inició hoy el recorrido para promulgar la ratificación. Este procedimiento formal a
través del cual los estados aceptan el convenio como un instrumento jurídicamente
vinculante, sienta las bases para que, de aprobarse, Argentina quede sujeta al sistema de

control regular de la OIT que se utiliza para garantizar que el convenio se aplique.
La creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad fue celebrado por todas las
mujeres que participamos del mundo político, con la expectativa de que se pudiera articular
desde allí la perspectiva de género que es necesaria para implementar el diseño de
políticas públicas transversales capaces de avanzar en legislación que amplía los derechos
y nos interpela como conjunto.

El Convenio define «violencia y acoso» en el mundo del trabajo como aquellos
comportamientos y prácticas inaceptables, ya sea que se manifiesten una sola vez o de manera repetida, que causen o sean susceptibles de causar, un daño físico, psicológico,
sexual o económico, e incluye la violencia y el acoso por razón de género.

En el mismo sentido la ratificación de este Convenio viene a reforzar aquello que tutela la
Ley 26.485 de Protección Integral de las mujeres, otorgando como ámbito de aplicación
exclusivo la protección a las personas en el mundo del trabajo, con inclusión de los y las
trabajadores asalariados, así como a las personas que trabajan, cualquiera que sea su
situación contractual en todos los sectores, público o privado, de la economía formal e
informal, en zonas urbanas o rurales.

Para aquellos que desconocen la dinámica de trabajo de la OIT vale a recordar que las
normas internacionales del trabajo son preparadas por representantes de los gobiernos, de
los empleadores y de los trabajadores y se adoptan en la Conferencia Internacional del
Trabajo.

En ocasión del tratamiento de este Convenio en dicha conferencia los representantes de la
parte empleadora por Argentina decidieron abstenerse. En este sentido, sería importante
trabajar en el seno de las comisiones del Congreso Nacional para ampliar la base de
sustentación y lograr que la voluntad de sanción sea unánime.

Pero es necesario trascender esa voluntad política y los principios de acuerdo entre los y las
legisladores de los distintos partidos para lograr instalar un consenso y un diálogo social
que nos permita al conjunto de la ciudadanía apropiarnos de las ventajas que supone
empezar a transitar los espacios laborales sin violencia y libres de las situaciones que las
prácticas culturales han normalizado y que hoy tipificamos como abusivas porque no hay
leyes ni convenios internacionales que puedan acomodar aquello que no nos propongamos
desde lo social.

Por supuesto que este es un comienzo auspicioso que deberemos llenar de contenido toda
vez que establezcamos nuestros vínculos laborales entre pares, con nuestros superiores,
con nuestro empleador o empleadora y como empleadores con cada persona trabajadora
subordinada. Esas relaciones laborales deberán regirse por los principios de la no violencia
y en parte es nuestro deber sostenerla y fomentarla para permear allí donde el Estado no
pueda ejercer la vigilancia.