
Un reciente informe de la Universidad Católica Argentina (UCA) ha puesto en evidencia una situación crítica en Argentina: casi el 63% de los adolescentes viven en condiciones de pobreza, mientras que más del 16% se encuentran en la indigencia. Este estudio multidimensional, que analiza el contexto socioeconómico de los jóvenes menores de 17 años, refleja las cifras más altas desde 2010.
La UCA lleva a cabo este análisis basado en cinco dimensiones esenciales para el desarrollo de niños y adolescentes. Según los resultados, el 62,9% de los jóvenes enfrenta pobreza, y un 16,2% vive en la indigencia. Estos datos destacan la severa crisis que afecta a las familias argentinas, especialmente a los sectores más vulnerables.
A diferencia del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), que utiliza una metodología distinta enfocada en niños de hasta 14 años, la UCA extiende su análisis a adolescentes de hasta 17 años. El último informe del INDEC, publicado en marzo de 2024, había señalado que el 58,4% de los niños vivían en pobreza, cifras que, aunque alarmantes, son superadas por las registradas en este nuevo informe de la UCA.
El estudio, titulado "Trazando el Camino: Privaciones Estructurales, Avances y Desafíos en los Derechos de la Infancia y Adolescencia. Argentina 2010-2023", se enfoca en los problemas que han afectado a la población joven urbana en los últimos trece años. A pesar de los esfuerzos de las políticas públicas y el sacrificio de los hogares para mitigar la pobreza, el informe subraya la existencia de desafíos estructurales en la economía que continúan afectando gravemente a las familias.
El índice de pobreza multidimensional creado por la UCA establece dos niveles de carencias: uno total y otro severo. Según el informe, el 56,3% de los niños y adolescentes experimentaron pobreza multidimensional en 2023, careciendo de al menos una de las seis dimensiones de derechos fundamentales: alimentación, saneamiento, vivienda, salud, información y educación. De estos, el 16,1% sufre de pobreza severa.
Aunque el informe señala mejoras en algunos aspectos, como la reducción del hacinamiento y avances en la calidad de la vivienda y la escolarización, la inseguridad alimentaria sigue afectando al 32,2% de los jóvenes, y el 55,8% depende exclusivamente del sistema público de salud. Además, casi el 40% carece de acceso a servicios básicos en sus hogares, y un 23% de los niños de 3 a 5 años no está escolarizado.
El estudio concluye que las brechas sociales se amplían a medida que se desciende en el nivel socioeconómico, lo que plantea mayores desafíos para la cobertura estatal en los sectores más vulnerables.