
por Horacio Castelli
Para agravar la situación, desde la UPC han anunciado, a través de distintos medios de comunicación, que planean seguir cortando el suministro en otras dependencias municipales, exceptuando aquellas vinculadas al área de salud. Esta postura genera gran preocupación, dado que los montos reclamados por la UPC, supuestamente adeudados, resultan desproporcionados e imposibles de justificar. De hecho, las facturas del Casino superan ampliamente las del Hospital Emilio Ferreyra, que opera a plena capacidad todos los días, a diferencia del Casino, donde solo funciona la Sala de Juegos de manera limitada.
La irregularidad del corte también fue denunciada por Lotería de la Provincia, lo que ha tensado aún más las relaciones entre las partes involucradas. Resulta difícil comprender cuál es el objetivo final de la UPC, especialmente en un momento en que se está discutiendo la prórroga del contrato de concesión del servicio eléctrico por 30 años.
El Organismo de Control de Energía Eléctrica de la Provincia de Buenos Aires (OCEBA) intervino en el conflicto, analizando las presentaciones de la Municipalidad y de la UPC. El pasado miércoles, el ente regulador ordenó a la cooperativa restablecer el servicio eléctrico al Casino, orden que la UPC no cumplió.
Esta actitud es, por lo menos, incomprensible, salvo que las autoridades de la UPC busquen generar un enfrentamiento con el intendente Arturo Rojas, en un intento de medir fuerzas y posicionarse políticamente. Este tipo de maniobras son peligrosas, ya que toman como rehenes a los socios de la entidad.
Es importante recordar que los estatutos de la cooperativa y los marcos legales que rigen estas instituciones no son flexibles, y podrían llevar a la intervención de la UPC si persisten en este comportamiento.
Por ello, afirmo que las autoridades de la UPC están jugando con fuego y, lo que es peor, lo hacen a oscuras.