
De acuerdo con el reglamento interno del cuerpo legislativo, los concejales deben pedir licencia en caso de ausencias. Al no hacerlo, Amílcar continúa percibiendo su sueldo como edil, a pesar de no estar cumpliendo con sus funciones. Además, de haber solicitado licencia, debería haber asumido en su reemplazo un concejal suplente.
El viaje al exterior fue realizado sin autorización del Concejo, lo que impidió que un suplente pudiera integrarse a las comisiones y participar de las sesiones previstas durante este período. Esta situación fue interpretada como una clara muestra de falta de compromiso institucional por parte del edil, quien asumió su banca recientemente tras desvincularse del bloque oficialista.
A esto se suman las sospechas sobre un posible uso de fondos públicos para costear el viaje, lo que profundiza aún más la controversia.
Resulta especialmente llamativo que existan antecedentes dentro del mismo Concejo de otros ediles que, al ausentarse por motivos personales o laborales, solicitaron licencia y renunciaron a cobrar su dieta durante ese tiempo. Estos gestos fueron valorados positivamente por la ciudadanía, ya que reflejan un mayor compromiso ético con la función pública.