25/04/2025

Política

AVANZA EL PAPELÓN

Amílcar se fue de viaje sin pedir licencia y ahora se victimiza por un robo lleno de dudas

24/04/2025 10:37 | El concejal Bernardo Amílcar, integrante del flamante bloque Avanza Necochea, fue noticia esta semana por el ingreso de desconocidos a su vivienda mientras se encontraba de viaje. Pero el verdadero escándalo no es el robo en sí, sino todo lo que el edil intenta ocultar detrás de su repentina desaparición.



Amílcar abandonó la ciudad sin pedir licencia y cobrando su sueldo como si estuviera trabajando, es decir, usando recursos públicos para ausentarse sin justificación formal. ¿Con qué autorización lo hizo? ¿Quién lo habilitó? ¿Por qué no informó oficialmente su salida? Silencio total.

Como funcionario público, tiene la obligación de informar cualquier actividad que lo aleje de su función. No se trata de un capricho, sino de una norma básica de transparencia. Los ejemplos sobran: su compañero de bloque, el concejal Zubillaga, viajó a Europa y presentó una licencia detallando los días en los que no estaría en la ciudad. Son trámites públicos, como corresponde. ¿Por qué Amílcar no hizo lo mismo? ¿Qué está ocultando?

Lejos de dar explicaciones, eligió ponerse en el lugar de víctima y desviar la atención. “Si querían el efecto político, lo podían haber publicado cuando yo regresara, pero no poniendo en riesgo mi casa y mi seguridad personal”, dijo, en una frase que subestima la inteligencia de los vecinos. ¿O sea que está mal informar un hecho público, pero está bien esconder un viaje pagado con plata del Estado?

Pero vayamos más allá. ¿Qué ocurrió realmente en su domicilio?

Según reconstruyó Necochea Digital, el llamado al 911 fue alrededor de las 14 hs. Cuando llegó la policía, fue recibida por una mujer que se identificó como cuñada del concejal y que lo primero que dijo fue que se trataba de “la casa de un concejal de Avanza Necochea”. Llamativo, como si eso debiera influir en el accionar policial.

El ingreso a la vivienda fue forzando un techo. Pero ni la cuñada ni otro familiar —que más tarde se identificó como hermano de la esposa de Amílcar— denunciaron faltantes. Revolvieron todo, pero no se llevaron nada. ¿Qué buscaban? ¿Por qué insistir en que no se robaron absolutamente nada?

¿Fue un mensaje? ¿Una advertencia? ¿O un intento de instalar otra versión para tapar la falta más grave?

Porque una cosa está clara: el ingreso a una casa ajena es un hecho grave, pero más grave es que un concejal utilice ese hecho para desviar la atención sobre su falta de ética pública. Lo que se esperaba era una nota simple, pidiendo licencia como cualquier funcionario responsable. Pero en vez de eso, tenemos silencio, viajes sin justificar, contradicciones y un “robo” sin robo.

En política, la ética no es optativa. O se actúa con transparencia, o no se está a la altura del cargo. Hoy, Bernardo Amílcar no solo le falta el respeto al Concejo Deliberante: le falta el respeto a cada vecino que paga su sueldo con esfuerzo.

Y si algunos creen que el periodismo debe callar ante estas maniobras, les respondemos claro: no somos culpables de los actos de los políticos. Solo los mostramos.