
Con una soberbia desbordante y una falta total de lealtad política, el ahora concejal del bloque Avanza Necochea blanqueó en una entrevista radial su verdadera intención: quedarse con el cargo que hoy ostenta Rojas. En diálogo con Horacio Castelli en Radio Rivadavia Necochea 97.3, Sánchez dejó atrás los rodeos y lo dijo sin anestesia:
“Con gusto asumiría el rol. Si tengo que asumir el rol, obviamente lo ejerceré en el tiempo que tenga que ejercerlo desde mi punto de vista.”
Pero no quedó ahí. El ex presidente del Concejo Deliberante y ex oficialista de Nueva Necochea se autoproclamó capacitado, listo y merecedor del poder, con frases que lo muestran más preocupado por su ascenso personal que por el bienestar de los vecinos:
“Para algo encabecé dos veces la lista de concejales y estoy en el lugar que estoy.”
“Tengo la capacidad, la posibilidad y el conocimiento para asumir el rol. Estoy en condiciones de corregir muchas cosas.”
“¿A quién no le gustaría asumir un rol importante?”
Estas afirmaciones confirman punto por punto lo que Arturo Rojas había denunciado públicamente:
“Esta movida que hicieron, avalada por sectores de la agroexportación, era para pedirme que me fuera de la Municipalidad”, expresó el jefe comunal al referirse al intento de desestabilización protagonizado por Sánchez, Zubillaga y Amílcar, luego de romper con el bloque oficialista.
La estrategia fue clara: operar desde adentro, debilitar la gestión municipal y, cuando el escenario lo permitiera, instalar la idea de una sucesión forzada. Sánchez, en línea directa de reemplazo por haber encabezado las listas en 2019 y 2023, se perfilaba como el “plan B” de los sectores de poder que no toleran la autonomía de un intendente que no se les arrodilla.
Lo que antes se disfrazaba de “disidencia interna” hoy queda al descubierto como un juego de ambiciones personales, sin valores, sin códigos y sin una pizca de respeto institucional.
Sánchez modelo 2025 no solo traiciona al espacio que lo llevó a la presidencia del HCD. También traiciona al votante que creyó en sus discursos sobre “trabajar por la ciudad desde el lugar que me toque”.
Ese lugar, queda claro ahora, él siempre lo imaginó con un solo nombre: el de intendente.
Sánchez modelo 2024:
“El Concejo Deliberante ha tenido muchísimo diálogo”,
“El bloque oficialista ha estado a la altura de las circunstancias”,
“Desde el oficialismo conseguimos que el Ejecutivo tuviera las herramientas necesarias”,
“El gobierno de Arturo Rojas está de cara a la gente”,
“Veo a la ciudad mejor, está creciendo”,
“Pese a la falta de apoyo nacional, el municipio mantuvo la obra pública y los sueldos al día”,
“La Municipalidad logró resolver temas importantes como el conflicto con la Usina Popular Cooperativa”.
Sánchez modelo 2025:
“El bloque oficialista está distraído y fuera de foco”,
“Se olvidaron de los vecinos”,
“No se dedican a gobernar”,
“Hacen dos meses que están discutiendo lo mismo”,
“Han perdido todas las peleas que iniciaron”,
“Déjense de pelear y pónganse a trabajar”.
¿En qué momento se rompió el espejo? ¿Cuándo dejó de ver la ciudad “mejorando” para convertirse en un caos? ¿Y cómo se pasó de valorar el “diálogo político” a acusar al bloque oficialista de estar perdido y peleándose entre ellos?
El concejal Guillermo Sánchez, hoy flamante integrante del bloque Avanza Necochea, protagoniza uno de los cambios de discurso más abruptos y vergonzosos de la política local. En solo unos meses pasó de ser el vocero optimista del "rojista" a su principal detractor. De calificar el 2024 como “un muy buen año legislativo” a denunciar que el bloque oficialista “se olvidó de los vecinos”.
En diciembre de 2024, Sánchez no escatimaba elogios:
“El gobierno de Arturo Rojas siempre estuvo de cara a la gente, pensando en el vecino que acepta las cosas malas, agradece las buenas y no pierde el norte de lo que queremos”, decía.
“Nos comprometimos a trabajar por la ciudad desde el lugar que nos toque, en el momento que estemos”, aseguraba con tono solemne.
Y remataba: “A veces se puede hacer mejor, en otras ocasiones no tan bien, pero siempre pudiendo caminar por la calle, escuchar y tratar de solucionar los problemas”.
Un verdadero Sánchez zen, institucional, pro diálogo y reconciliador. Nada que ver con el Sánchez encendido de 2025, que ahora acusa al mismo gobierno de estar “fuera de foco” y en una “situación que no corresponde”.
El salto es tan brusco que genera vértigo.
En menos de medio año, pasó de respaldar el aumento de tasas y la fórmula polinómica para “garantizar la actualización del municipio”, a lanzar críticas furiosas contra quienes hace muy poco defendía como “una gestión que no perdió el rumbo”.
Y mientras tanto, en el medio del ring, Arturo Rojas. Ese mismo intendente al que en 2024 definía como víctima del abandono del gobierno nacional y al que hoy desautoriza diciendo que “fue un error” su frase sobre un supuesto intento de sacarlo del poder. Aunque aclara que lo aprecia. Claro, no vaya a ser cosa que lo necesite de nuevo.
La frase que mejor lo resume quizás no sea suya, sino del tango: “Cambalache, problemático y febril”.
Porque una cosa es cambiar de opinión, y otra muy distinta es negar tus propias palabras. Guillermo Sánchez no solo cambió de discurso: cambió de relato, de libreto, de elenco y de escenario. Lo único que no cambió fue su banca.