¿Puede salir al balcón? Cristina Kirchner le pregunta a la Justicia si puede tomar aire sin violar la prisión domiciliaria

La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, recientemente beneficiada con prisión domiciliaria por su condena a 6 años por corrupción, presentó a través de sus abogados un insólito pedido ante el Tribunal Oral Federal N° 2: ¿puede salir o no al balcón?

Sí, leyó bien. No es una metáfora. En el marco de una condena firme por direccionamiento de la obra pública, el gran dilema jurídico ahora es si Cristina puede disfrutar del aire libre sin poner en riesgo la estabilidad emocional de sus vecinos.

El planteo fue realizado por sus letrados Carlos Beraldi y Ary Llernovoy, quienes parecen estar más preocupados por la ubicación estratégica del mobiliario exterior que por el prontuario de su defendida. Solicitaron que el tribunal aclare si asomarse al balcón sería considerado un acto de perturbación de la tranquilidad vecinal, según lo estipulado en el apartado III.b de la resolución judicial, que le impide “adoptar comportamientos que puedan perturbar la tranquilidad del vecindario”.

El argumento es digno de una comedia legal: si la ex presidenta aparece en pantuflas regando sus plantas o saludando con su clásica V, ¿está infringiendo la ley? ¿Y si alguien se siente perturbado por el ruido de su mate burbujeando?

¿Balcón con vista al lawfare?

Según sus abogados, la imprecisión de la medida judicial podría traer consecuencias sancionatorias si alguien interpreta su presencia en el balcón como un acto subversivo contra la buena convivencia. Ante semejante amenaza, la defensa exigió saber si la prohibición es total, parcial o depende del humor del consorcio.

Todo esto ocurre mientras el peronismo ya calienta motores en Plaza de Mayo, con la militancia expectante por un eventual discurso transmitido “virtualmente” desde el living de Cristina. Claro, porque hablar desde el balcón está en duda, pero hacerlo por Zoom desde el sofá aún sería legalmente aceptable.

En un país donde la Justicia debe determinar si una expresidenta puede abrir una ventana sin alterar la paz social, quizá la verdadera pregunta sea: ¿puede la Argentina salir alguna vez de su eterno bucle tragicómico?