25/07/2025

Locales

Yoel Benegas, el libertario que ayer agradecía micrófono y hoy llama a odiar periodistas

23/07/2025 07:54 | En Necochea, la deriva discursiva de algunos referentes libertarios empieza a encender luces de alarma. Lo que ayer era discurso de renovación y “fin de la casta”, hoy se vuelve amenaza explícita a uno de los pilares de cualquier democracia: la libertad de prensa.



El episodio más reciente tiene como protagonista a Yoel Benegas, joven militante libertario que en 2023 se sentaba sonriente en los estudios de Necochea Digital, agradeciendo el espacio que se le brindaba para criticar a otros libertarios —sí, a otros libertarios— como Pablo Nosek y Mariano Valiante. Aquel día, micrófono abierto mediante, Benegas celebró la entrevista con Horacio Castelli, uno de los periodistas locales de mayor trayectoria, y no dudó en expresar: “La mejor opción local es Arturo”, en referencia a Arturo Rojas, el intendente a quien hoy ataca su propio espacio.

El mismo Benegas que antes defendía a Rojas contra los libertarios locales, hoy reproduce sin pudor un discurso de odio que, en redes sociales, alienta a repudiar a los periodistas por hacer preguntas incómodas. ¿El detonante? La entrevista que Castelli le hizo al primer candidato de La Libertad Avanza, Juan Cerezuela, quien, lejos de argumentar, eligió el agravio: trató de “ensobrados” a los periodistas, “de mierda” a los medios y prometió —a gritos— que su misión en el Concejo Deliberante será “poner todas las trabas necesarias al gobierno municipal”. Un papelón tan ruidoso como peligroso.

El episodio provocó reacciones en redes, análisis críticos y el lógico enojo de una parte de la prensa local. La respuesta de Benegas fue aún más inquietante: pedir abiertamente que se odie a los medios que, casualmente, le tendieron la mano cuando nadie lo conocía. Es el mismo Benegas que, en aquella entrevista de archivo, anunciaba que fiscalizaría y militaría con Juan Gambetta del sindicato de Gastronómicos para la boleta Milei-Píparo-Rojas. El mismo que decía que Nosek era “la casta” porque fundó La Cámpora Necochea. El mismo que ahora defiende —con insultos y odio— a los que antes llamaba traidores.

La paradoja se vuelve aún más peligrosa si recordamos lo que recordaba Umberto Eco: “La libertad de expresión es la base de la democracia. Quien la ataca, ataca a la democracia misma”. Hoy, quienes se llenaron la boca denunciando “el relato kirchnerista” copian sus peores vicios: demonizar al periodismo, silenciar la crítica y cultivar enemigos internos y externos para sostenerse en escena.

Decirlo claro es una obligación: naturalizar el insulto, el agravio y el odio como estrategia política es el camino más corto hacia la censura y el autoritarismo. No hay democracia posible sin periodistas que pregunten y sin ciudadanía que sepa escuchar las respuestas, aunque incomoden. Hoy la pregunta es: ¿qué haría un concejal que insulta periodistas cuando ni siquiera asumió una banca?

Algo no está bien. Y decirlo no es un ataque, es la defensa de un derecho: el de todos a expresarse y a exigir respuestas sin miedo a la amenaza ni a la lapidación virtual. La diferencia entre una sociedad libre y una sociedad dominada por la intolerancia empieza —y termina— ahí.