
En una reciente publicación, la actual candidata a concejal por la lista libertaria en Necochea escribió: “Es hora de ponerle un freno a los que se enriquecen desde el poder a costa del esfuerzo ajeno.” Una frase que podría ser válida si no viniera justamente de alguien que ha hecho de la política su modo de vida.
Vallota lleva décadas viviendo del Estado. Fue concejal, funcionaria de Facundo López, candidata en múltiples elecciones (todas perdidas), y en la última se postuló a intendenta pero ni siquiera logró superar las PASO, cayendo de manera escandalosa frente a Martín Migueles. Luego de ese fracaso, desapareció por completo del ámbito político y social de Necochea.
Ahora reaparece como "libertaria", agradeciendo públicamente a históricos dirigentes del aparato político como Sebastián Pareja, Cristian Ritondo, Guillermo Montenegro, Alejandro Carrancio y Gabriel Ñoñi. ¿No son ellos parte de esa misma “casta” a la que supuestamente viene a combatir?
Lo más llamativo es que jamás se le conoció una actividad privada. No ejerce como abogada, no se ha desempeñado en el sector productivo y ha ocupado diversos cargos públicos sin mostrar resultados concretos. Actualmente, continúa viviendo del Estado como asesora VIP de Ritondo.
Desde la comodidad que le brinda el mismo sistema que critica, Vallota intenta reinventarse con un discurso que no resiste el menor análisis. No está combatiendo a la casta: es parte indiscutible de ella.
Su nuevo rol como abanderada de la libertad no es más que un acting oportunista. Mientras miles de vecinos se esfuerzan día a día para salir adelante sin depender del Estado, ella sigue cobrando sueldos públicos y reciclando discursos que poco tienen que ver con su historia personal.