
“Tenemos 30 pacientes de PAMI internados o en hospital de día. Si cerramos, muchos podrían quedar literalmente en la calle. Es una situación desesperante”, advirtió el director Gonzalo Pérez Cortizo, quien denunció que el organismo nacional cortó el pago del mes anterior y que el dinero “habría salido de la partida” sin explicaciones.
El impacto sería devastador: 45 trabajadores podrían perder su empleo, 50 camas quedarían fuera del sistema y se interrumpiría la atención de unas 25 mil cápitas de PAMI en Necochea y la región.
Desde el municipio, el intendente Arturo Rojas y la secretaria de Salud, Andrea Perestiuk, se comprometieron a interceder ante autoridades provinciales y nacionales. “Esto excede a la clínica, es un problema de salud pública que hay que resolver entre todos”, sostuvo Rojas.
Pero la crítica no solo apunta a PAMI. Crece la indignación por la inacción de los referentes libertarios locales, Mariano Valeante y Juan Cerezuela, quienes ya habían permitido la quita de 10 mil cápitas al Hospital Municipal para pasarlas a una clínica privada sin siquiera garantizar una ambulancia para las derivaciones.
Mientras tanto, el silencio de PAMI agrava la incertidumbre. “Hemos superado crisis antes, pero nunca con este nivel de abandono. Estamos haciendo un esfuerzo enorme para que el lunes las puertas sigan abiertas”, dijo Pérez Cortizo.
Si no se destraba el conflicto, Necochea podría perder otra institución clave, dejando sin atención a sus pacientes más vulnerables y profundizando la crisis del sistema sanitario local.