
La frase no pasó inadvertida: quienes conocen su recorrido político recuerdan que Vallota no solo vivió de cargos públicos durante años, sino que además figura en documentación oficial como empleada de la Honorable Cámara de Senadores de la Provincia, cobrando un sueldo sin trabajar, lo que comúnmente se denomina ser “ñoqui”.
Es decir, la actual candidata libertaria, que hoy repite el discurso anticasta de Milei, fue parte activa de la misma casta que critica, beneficiándose con sueldos millonarios pagados por todos los bonaerenses.
De “anticasta” a protagonista del gasto público
Desde su banca en el Concejo Deliberante (2017-2021), Vallota se caracterizó por la falta de proyectos y un alineamiento errático, hasta terminar votando junto al oficialismo en plena pandemia. Cuando se le terminó el mandato, buscó seguir viviendo del Estado y fracasó en su intento de renovar su banca. Sin olvidar su paso en la función pública durante el mandato del ex intendente Facundo López.
Lejos de la renovación que hoy pregona, su historia política muestra lo contrario: años de sueldos estatales sin resultados visibles, posturas acomodaticias y una carrera sostenida más por acuerdos que por gestión real.
La contradicción que no explica
Resulta llamativo que alguien que hoy pide “recortar la política” haya sido parte de la misma estructura que infló el gasto público. Y todavía más, que mientras denuncia a la casta, siga cobrando como empleada legislativa.
La pregunta inevitable es: ¿cómo puede hablar de austeridad y sacrificios para la gente una dirigente que, según documentación oficial, fue parte del problema que dice combatir?
Si Milei promete “terminar con los ñoquis”, ¿qué lugar le queda a Vallota, que carga con ese pasado?