
El presidente Javier Milei viajó a Tierra del Fuego utilizando tres aviones de la Fuerza Aérea Argentina para actividades de campaña política, lo que representó un gasto estimado en 300 mil dólares, según cálculos oficiales. Sin embargo, pese al despliegue de recursos, la caminata prevista por el centro de Ushuaia debió suspenderse por la escasa convocatoria.
El operativo incluyó un avión Lear 60, con un costo mínimo de 30 mil dólares por el traslado ida y vuelta; un Boeing 737, cuyo gasto operativo supera los 100 mil dólares debido al consumo de combustible; y un Twin Otter, registrado como vuelo de LADE, lo que generó polémica al considerarse un intento de ocultar su uso con fines proselitistas.
La caravana preparada por el mandatario no logró superar las 70 personas, por lo que, en términos de gasto, cada participante significó un costo superior a los 4 mil dólares para el Estado. La situación derivó en que Milei solo hablara durante dos minutos con un megáfono antes de regresar al hotel.
El clima social en Ushuaia fue determinante en la cancelación de la actividad: distintos sectores sindicales y vecinos se movilizaron con reclamos por la crisis económica y laboral, que golpea de lleno a la industria textil. El cierre de Australtex, la última gran fábrica del rubro en la provincia, dejó entre 500 y 600 personas sin empleo, lo que agudizó las protestas.
Como contraste, la actividad más relevante del mandatario fue su visita a la empresa Newsan, símbolo de los beneficios del régimen de promoción industrial en Tierra del Fuego, al que su propio espacio político cuestiona, pero que implica un costo anual de unos 3 mil millones de dólares para el Estado nacional.