
El Índice Líder Di Tella, que anticipa los cambios de tendencia en la actividad económica, registró una baja del 0,85% en septiembre en su versión desestacionalizada, acumulando seis meses consecutivos de caídas. En la comparación interanual, la contracción fue del 1,52%, lo que confirma una tendencia negativa generalizada.
“El país se encuentra en una fase de desaceleración con una alta probabilidad de convertirse en recesión”, advierte el informe. El índice se ubicó en 121,03 puntos (base 2004=100), mientras que la serie de tendencia-ciclo cayó 0,97%, reflejando un enfriamiento económico en todos los sectores.
En paralelo, el Índice de Difusión (IDCIF) descendió al 30%, lo que implica que solo tres de las diez variables analizadas —la confianza del consumidor, los despachos de cemento y los precios de minerales no metálicos— mostraron señales de mejora. El resto permaneció en terreno negativo.
El deterioro también se refleja en los datos oficiales: el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) cayó 0,87% en julio, encadenando cuatro bajas consecutivas. De mantenerse esta tendencia, la recesión técnica —definida por seis meses seguidos de contracción— quedaría confirmada en los próximos relevamientos.
El panorama se agrava con las proyecciones del Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, que prevé una caída del PBI del 0,6% en el tercer trimestre y una inflación superior al 2% mensual. Además, se estima que el desempleo podría alcanzar el 7,5% de la población económicamente activa.
Con un consumo paralizado, tasas de interés elevadas, un dólar atrasado y salarios que no acompañan la inflación, la actividad económica se encamina hacia un cierre de año crítico. El informe advierte, además, que una eventual devaluación posterior a las elecciones podría profundizar aún más el escenario recesivo.