Ferraccini fue, durante varios períodos, presidente de la Sociedad Francesa, institución que condujo con orgullo, dedicación y un amor inquebrantable por sus tradiciones. Amante de la cultura y de los espacios comunitarios, supo ser un celoso protector del Cine Teatro París, impulsando junto al actual gerenciador acciones permanentes para la preservación de uno de los patrimonios más valiosos de Necochea. Su compromiso con esa sala histórica marcó y seguirá marcando una etapa de defensa y cuidado del acervo cultural local.
A pesar de estar dedicado en su vida privada al trabajo rural, Charly siempre se hacía tiempo para nutrirse de aquello que le daba vida al espíritu: integró el Coral Quimey de la Usina Popular Cooperativa, practicó natación y mantuvo una vida activa hasta sus últimos años.
Rodeado del amor de sus hijos y nietos, construyó un legado de integridad, esfuerzo y humildad, valores que transmitió en cada espacio que ocupó.
Hoy Necochea despide a un hombre bueno, noble, respetado.
Un vecino ejemplar que trabajó sin estridencias, con firmeza y sensibilidad, para que la cultura, las instituciones y las tradiciones siguieran vivas.
Se va Charly Ferrazzini, pero queda su ejemplo.
Un ejemplo que la comunidad necochense recordará y honrará por mucho tiempo.