Geraldine Peronace es médica psiquiatra, experta en adolescencia y adicciones, y una referencia obligada a la hora de hablar del problema de las jóvenes y la nocturnidad, particularmente en este contexto de pandemia y fiestas clandestinas. Este viernes dialogó con Quimey Marfil en Vine por el Aviso, programa que se emite de lunes a viernes de 8 a 10 por Radio Maestra 97.3. La especialista consideró que era previsible el desborde porque la gente después de haber vivido un año atroz era esperable que quisieran tener un atracón de vida, analizó que los que más sufrieron la cuarentena fueron los adolescentes, aseguró que la prohibición no funciona nunca y reflexionó que la prevención que se viene haciendo desde los distintos gobiernos es obsoleta y habría que apuntar a bajar un mensaje con tiktokeros, influencers, personas que resulten más cercanas a los adolescentes.
La psiquiatra, que estuvo dos veces en nuestra ciudad invitada por el Círculo Médico y el grupo Previas sin alcohol, analizó que desde todos los tiempos el verano es el momento más complejo del año ya que se terminan las obligaciones, la gente se toma vacaciones y se tiende generalmente a situaciones de descontrol, de consumo de alcohol, de probar por primera vez alcohol u otras sustancias, a lo cual se ha sumado en los últimos años la llegada de nuevas drogas de la mano del narcotráfico. “En los últimos años comenzó a hablarse mucho del uso de drogas recreativas, cada vez más pensado del marketing para que los jóvenes consuman. La maldita frase está pensada para relativizar, no da miedo, no crees que puedes perder la vida, y sin embargo ahí está el mayor pico de muertos de jóvenes que tenemos", explicó Peronace.
Ante este panorama general de todos los años, se agrega en esta temporada la particularidad del año que nos tocó vivir: “Eso es todos los años pero este año encima tenemos un agravante atroz que es que venimos de la cuarentena más larga del mundo. Era obvio que, ante tanta contracción, tanta expansión. Era muy previsible que esto fuera a pasar el desborde porque la gente después de haber vivido el año atroz que vivimos iban a tener un atracón de vida, iban a querer salir a consumirse todo, salir encontrarse con amigos, hacer todo lo que no pudieron hacer y con el sobreagregado, la cereza del postre que hay tensión, nerviosismo y angustia de si nos vuelven o no nos vuelven a encerrar en cualquier momento. Entonces ante la duda me llevo puesto hoy si mañana nos encierran y se acaba el mundo”.
Peronace consideró que quienes más han sufrido la cuarentena son los adolescentes: “Un adulto lo puede sufrir también pero lo comprende porque tiene los recursos psíquicos, un adolescente no, un adolescente adolece, no tiene el aparato psíquico todavía formado y está en un momento clave de su vida en el que necesita juntarse y reunirse con sus pares”.
Como posible alternativa a los excesos de la noche mencionó un ejemplo desarrollado en la ciudad de Mar del Plata, donde se realizan fiestas durante el día, donde el riesgo es menor, ya que la noche lleva a otras cuestiones y a otros riesgos, y a su vez estas fiestas garantizan el distanciamiento social ya que armaron como bunkers, especies de islas aisladas unos de otros, donde no ingresan más de 10 personas en cada uno. Entonces es posible estar con amigos, bailando, consumiendo alcohol, pero dentro de un marco limitado que evita los excesos y los riesgos de contagio.
Por otra parte, en relación a los límites, consideró que vivimos en una época compleja donde a los padres las resulta cada vez más difícil ponerles límites a sus hijos. "Vivimos en una época donde nadie quiere envejecer", aseguró, y analizó que desde lo publicitario, que nos atraviesa a todos, uno puede observar un montón de propagandas donde no se puede diferenciar si la mamá es la madre de la nena o es la hermana, donde hay una idealización de la Juventud y un mensaje de no envejecimiento, "hay una fobia social a envejecer", analiza Geraldine, la cual se puede observar desde la vestimenta que nos pone a todos en el mismo lugar y en la misma horizontalidad, y poco a poco se va perdiendo la verticalidad, la autoridad y todo se vuelve horizontal, algo que se puede ver incluso en la forma en la que los jóvenes se dirigen a sus padres.
Esta falta de una figura paternal fuerte, explica Peronace, se puede observar en el hecho de que ante un caso grave los chicos prefieren resolverlo ellos mismos antes que llamar a un adulto, "ahí te das cuenta lo desdibujado que están los padres, porque para los chicos en el fondo es no poder contar con un adulto".
Analizando el toque de queda y la posibilidad de prohibir las reuniones clandestinas, fue tajante: "La prohibición no funciona nunca", y puso como ejemplo la tragedia de la fiesta Time Warp en 2016, donde cinco jóvenes murieron y 5 estuvieron en coma y a partir de la cual se decidió prohibir las fiestas electrónicas “como si los jóvenes no se drogaron con otro tipo de música”. Sin embargo, a partir de esta prohibición, comenzaron a proliferar las fiestas clandestinas. Y el mensaje de los chicos fue ‘estos boludos que no se saben drogar bien’, “no llega la prevención qué hacemos”, concluyó Peronace.
Por último, al hablar precisamente de la prevención, la especialista en adicciones se mostró sumamente crítica: "Hace rato que pienso que la prevención que se viene haciendo desde los distintos gobiernos no sirve para nada, es obsoleta", y explicó que habría que trabajar con aquellos que más llegada pueden tener a los jóvenes, que hoy por hoy son los tiktokers, los gamers, los youtubers, “esos son los influencers que hoy tiene llegada a los chicos”, y concluyó que es necesario acercarse a los jóvenes y trabajar en un nuevo tipo de prevención dinámica
“Si vos como adulto tomas conciencia de la situación, no se te cae ningún anillo en ser vos el que se acerque al joven. Hay personas que no terminan de entender esta modernidad y la velocidad con la que cambió el mundo. La prevención, y esto hace mucho que lo digo, tiene que ser una prevención dinámica, porque el mundo se mueve segundo a segundo; no podés sacar un afiche 'No a las drogas' ¿a quién carajos le importa el afiche con 'No a las drogas' que es de la época de mi abuela?, no sirve".