
* por Quimey Marfil
Luego de la Copa del Mundo celebrada en México, el máximo evento del fútbol internacional volvía a Europa, más específicamente a Alemania con el fantasma de la Masacre de Münich tan sólo dos años antes muy presente. Como era de esperar se extremaron las medidas de seguridad para evitar que una tragedia como la de los Juegos Olímpicos, en la cual once deportistas israelíes fueron asesinados por el grupo terrorista “Septiembre negro” volviera a ocurrir. El XXXV Congreso General de la FIFA, celebrado en 1966, había otorgado por consenso la organización del Mundial de 1974 a Alemania, al tiempo que otorgó la realización del siguiente Mundial a la Argentina y el de 1982 a España.
Después de que Brasil se adjudicara la Copa “Jules Rimet” fue necesario otro trofeo para entregar a los campeones de cada edición. Se presentaron 54 proyectos para la que sería la nueva copa y el que resultó ganador fue el diseño del escultor italiano Silvio Gazzaniga, una escultura de 37 centímetros de alto y casi 5 kilos hecho de oro de 18 kilates con una base de malaquita, que representa a dos figuras humanas sosteniendo la Tierra. El nombre del trofeo está inscripto en su base, “FIFA World Cup”, “Copa Mundial de la FIFA”. Este trofeo, a diferencia de su predecesor, no puede ser ganado definitivamente, por lo cual al equipo campeón se le entrega una réplica.
Si bien se mantuvo la cantidad de selecciones participantes, para este certamen se cambió ligeramente el sistema de disputa. En la primera ronda, los dieciséis equipos se dividirían como siempre en cuatro zonas de cuatro, clasificando los ocho mejores a la segunda ronda. Pero en la segunda fase, los ocho equipos se dividirían en dos zonas de cuatro, y los ganadores de cada zona clasificarían a la final. De esta manera, el campeón jugaría siete partidos en vez de seis.
De Europa clasificaron, además de Alemania Federal, Suecia, Italia, Holanda, Alemania Democrática (que hacía su debut en los mundiales), Polonia (que eliminó a Inglaterra), Bulgaria, Yugoslavia (que dejó en el camino a España), y Escocia. De Sudamérica, además de Brasil como vigente campeón, clasificaron Argentina (que volvía a la Copa del Mundo luego de su ausencia en México ‘70), Uruguay y Chile, que clasificó luego de que la URSS se negara a disputar el repechaje intercontinental. Los soviéticos se habían negado a jugar contra Chile en el Estadio Nacional de Santiago que en los días inmediatamente posteriores al Golpe de Estado de Augusto Pinochet había sido utilizado por las Fuerzas Armadas como campo de concentración y exterminio de opositores al régimen dictatorial. De la Concacaf clasificó Haití, que logró su primera clasificación al Mundial. De Asia/Oceanía clasificó Australia, otro debutante en los mundiales. Por último, África también aportó otro debutante a través de Zaire.
El sorteo emparejó en el grupo 1 a las dos alemanias, junto a Chile y Australia. Alemania Federal, la anfitriona y candidata a ganar el título no tuvo inconvenientes para derrotar a chilenos y australianos, mientras que la RDA venció a Australia en el debut y luego empató ante Chile. En la tercera fecha se dio el enfrentamiento entre las dos alemanias, en un partido picante que sería un auténtico enfrentamiento geopolítico entre la Alemania occidental y capitalista frente a la Alemania oriental y comunista. Contra todos los pronósticos, la República Democrática Alemana, debutante en el Mundial, venció a la Alemania anfitriona y ex campeona mundial por 1 a 0. De esta forma, las dos Alemania clasificaron a segunda ronda.
En el grupo 2 se ubicaron Brasil, Yugoslavia, Escocia y Zaire. Todas las selecciones derrotaron a la débil Zaire y empataron entre ellas, por lo cual la clasificación se decidió a través de la diferencia de gol. Yugoslavia había arrasado a Zaire 9 a 0 en un partido que dejó escenas que rozaron lo bizarro. Brasil derrotó a Zaire 3 a 0 y Escocia por 2 a 0, por lo cual los clasificados fueron yugoslavos y brasileros. En el grupo 3 fueron emparejados Uruguay, Suecia, Holanda y Bulgaria. Los ex campeones del mundo tuvieron un mal desempeño y sólo obtuvieron un empate ante Bulgaria, cayendo derrotados ante holandeses y suecos. La selección holandesa fue la gran animadora del torneo, la “Naranja mecánica” revolucionó el fútbol gracias a su concepto de “fútbol total”, una táctica innovadora en la cual los jugadores iban rotando sus posiciones en el campo de juego y todos defendían y atacaban. En una selección plagada de buenos jugadores, el emblema era Johan Cruyff, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Holanda venció en el debut a Uruguay por 2 a 0, luego igualó en 0 ante Suecia y goleó 4 a 1 a Bulgaria en la última fecha, clasificándose como líder del grupo, escoltada por los suecos.
En el grupo 4 se ubicaron Argentina, Italia, Polonia y Haití. Argentina cayó derrotada por 3 a 2 en el debut ante la sorprendente selección polaca liderada por su goleador, Grzegorz Lato, quien finalizaría como goleador del certamen con 7 tantos; mientras que Italia venció a la débil Haití sólo por 3 a 1. En la segunda fecha Polonia arrasó a Haití por 7 a 0, mientras que Argentina igualó con Italia 1 a 1. El partido que igualaron argentinos e italianos se abrió con golazo de René Houseman a los ’19 del primer tiempo, pero 15 minutos más tarde Roberto Perfumo pifió en el rechazo de una pelota italiana que cayó sobre el área argentina y convirtió el primer y único gol en contra de Argentina en los mundiales. Por la última fecha, Italia goleó 4 a 1 a Haití, mientras que Polonia volvió a sorprender derrotando a los italianos, que volvían a quedar afuera de un Mundial en primera ronda.
La segunda ronda emparejó en el grupo A a Holanda, Brasil, Argentina y la República Democrática Alemana, mientras que en el grupo B se ubicaron Alemania Federal, Polonia, Suecia y Yugoslavia. En esta segunda fase fue donde se vio lo mejor de la “Naranja Mecánica”. Sin recibir un solo gol en contra, Holanda venció sucesivamente a Argentina 4 a 0, a la RDA 2 a 0 y a Brasil 2 a 0, clasificando sin discusión a la final. Una selección argentina con mala preparación física y no recuperada aún del fracaso que había significado no clasificar al Mundial anterior poco pudo hacer ante el derroche de fútbol desplegado por los holandeses, “No nos dejaron levantarnos nunca. Sentimos impotencia”, recordaría años más tarde el “Mariscal” Perfumo. Argentina también caería derrotada ante Brasil por 2 a 1 y sólo rescataría un empate ante los alemanes orientales. Holanda se clasificaba a la final mientras que Brasil obtenía el derecho a participar por el tercer puesto.
En el grupo B alemanes y polacos derrotarían en sendos partidos a Suecia y Yugoslavia y se jugaban la clasificación a la final en la última fecha. Polonia estaba obligada a ganar pero un gol de Müller a los ’76 terminó con sus esperanzas. Polonia iba al partido por el tercer puesto y la final sería disputada entre Alemania Federal y Holanda; las dos mejores elecciones se verían las caras en el partido decisivo.
Luego del triunfo polaco ante Brasil en el partido por el tercer puesto, que dio a Polonia su mejor actuación histórica, el 7 de julio de 1974 75.000 espectadores llenaron el Estadio Olímpico de Münich para ver a la selección local ante la sensación del torneo. Los holandeses movieron del medio y comenzaron a tocar como siempre la pelota. Apenas un minuto después y antes de que los alemanes hubieran podido tocar la pelota cuando el árbitro inglés John Taylor sancionó el primer penal de una final del mundo tras una falta sobre Cruyff que facturó Johannes Neeskens. En dos minutos de partido Holanda ya ganaba 1 a 0 y el mundo del fútbol se preparaba para otro espectáculo a cargo de la Naranja Mecánica. Sin embargo, los alemanes no se desanimaron, y al igual que hicieran veinte años antes frente a Hungría, lograron igualar el partido a través de otro penal que marcó Paul Breitner. Sobre el cierre de la primera parte Gerd Müller recibió un centro dentro del área y después de acomodarse sacó un derechazo que no pudo atajar el arquero holandés para estampar el 2 a 1 que le permitía a los alemanes irse en ventaja al descanso. Pese a los intentos, los neerlandeses no pudieron vencer el arco alemán en la segunda mitad y el partido finalizó con el triunfo de los locales. Alemania ganaba así su segunda Copa del Mundo, aguándole la fiesta, otra vez, a la que había sido la mejor selección del torneo.