
Un grupo de expertos confirmó que los restos de un naufragio encontrados en las costas de Necochea -entre Costa Bonita y Arenas Verdes- son de un submarino de la Alemania nazi.
Hallada a 4,2 kilómetros de las costas, y a unos 28 metros de profundidad, la nave pudo sido usada por jerarcas nazis para arribar a Sudamérica en secreto al perder la Segunda Guerra Mundial, dijo el grupo de investigación que encontró el año pasado restos del navío hundido y que realizó la denuncia de hallazgo ante la Prefectura Naval Argentina en marzo.
Eslabón Perdido es una agrupación de voluntarios, coordinada por el historiador e investigador Abel Basti, que se creó con el objetivo de encontrar los cascos de submarinos nazis que hacia el final de la Segunda Guerra Mundial llegaron clandestinamente al país y que, tras los desembarcos, fueron hundidos por sus tripulantes para no dejar rastros.
Ahora, el equipo interdisciplinario que trabajó en el sorprendente hallazgo, insistirá en que se proceda a la extracción de piezas. "Se cuenta con la tecnología apropiada para hacerlo, la tiene Prefectura Naval Argentina, y nuestra recomendación es en principio extraer el telescopio de ataque", explicó a este diario el periodista Abel Basti, lider de la expedición.
Sostiene que además de poner a resguardo a las piezas del submarino, "en seco, los expertos pueden evaluarlas. El telescopio, por ejemplo, seguramente tiene una óptica, posiblemente alguna marca o inscripción".
Podrían así contar con datos certeros sobre el origen del buque. Por lo pronto, la Liga Navale Italiana (LNI) determinó este jueves que el naufragio encontrado en cercanías del puerto de Quequén se corresponde con un submarino alemán, nave que, luego de ser hundida, fue destruida con explosivos, según un contundente dictamen firmado por el doctor Fabio Giuseppe Bisciotti, director del Centro de Estudios Subacuáticos de la LNI, entidad que está bajó el ámbito y jurisdicción del ministerio de Defensa de Italia.
Bisciotti es uno de los máximos expertos internacionales de submarinos de la Segunda Guerra Mundial y fue designado por el grupo Eslabón Perdido, que descubrió el naufragio, como perito internacional del caso en el marco de un acuerdo alcanzado por la citada organización de voluntarios con la LNI.
Bisciotti trabajó para el Pentágono como investigador de pecios militares hundidos en el Mar Mediterráneo y como perito, con la Royal Navy, en una operación en la que el experto mencionado y su equipo pudo verificar el submarino británico HMS Regent, en mayo de este año. También identificó el submarino italiano Giovanni Bausan, entre otras naves militares hundidas en el hemisferio norte.
Durante el peritaje de las imágenes, obtenidas por el grupo Eslabón Perdido y por la Prefectura Naval Argentina, Bisciotti identificó el periscopio del navío, conformado por un tubo que en su parte superior tiene una óptica para facilitar la observación a distancia.
También detectó una parte característica del sumergible al señalar que “se observa un cuerpo ferroso claramente de una torreta submarina debido a algunas características como la forma distintiva atribuible a un deflector de la torreta de los U-Boot”.
Al respecto, indicó que además del deflector -una defensa ideada para morigerar la acción del agua y el viento en los tripulantes- “la torreta fotografiada muestra, en la parte superior, el final de la plataforma donde se situaban los vigías y el alojamiento antiaéreo”.
El especialista italiano también verificó dos escotillas y al referirse a una de ellas indicó que “la foto muestra sin duda su capacidad original de estanqueidad... las escotillas de este tipo son fácilmente rastreables en cada plan de construcción de los U-Boote con respecto al abordaje personal y/o torpedos de acuerdo a la ubicación”.
Sobre la segunda escotilla, Bisciotti escribió en su reporte que “es más probable para torpedos” y agregó que “la estructura a su alrededor es atribuible al endoesqueleto del U-Boot”. También hizo referencia a una tercer pieza similar, que la Prefectura Naval calificó como de escotilla, pero en ese caso el experto indicó que “para confirmarlo debo verificar la pieza y medirla”, anticipando su intención de poder realizar personalmente un peritaje subacuático del pecio.
En su dictamen, indicó que el casco se encuentra semienterrado y con un alto grado de destrucción pero que a pesar de estas condiciones pudo identificar la subestructura de la cubierta. “En las fotos se destacan algunos detalles que pueden compararse fácilmente con las estructuras que representan el esqueleto de un U-Boot tipo VII o IX”.
En ese sentido, al comparar las imágenes obtenidas en el naufragio de Argentina con otras correspondientes a un submarino germano hundido, sostuvo que “la longitud y el ancho son totalmente compatibles con un U-Boot tipo IX, como el U-166 hundido frente a los Estados Unidos. La subestructura en ese caso (del U-166) es totalmente comparable, en su parte colapsada, al cuerpo fotografiado en aguas argentina”.