25/04/2025

Radio Maestra

Historia de los mundiales: México 1986 - El Mundial de Maradona

26/10/2022 |



* por Quimey Marfil

Primera imagen. Lugar: México, D.F., Estadio Azteca. Fecha: 22 de junio de 1986, 13 horas, 22 minutos y 19 segundos. En un plano general, un jugador melenudo vestido de azul recibe la pelota a contramano del arco rival, muy cerca del círculo central donde se encuentra una sombra que se asemeja a una araña gigante. Otro jugador de azul corre a sus espaldas y se apresta a cruzar el medio campo. Dos jugadores de blanco muy cerca del melenudo de azul de dirigen hacia él con la intención de quitarle la pelota. Completan la escena el compañero que le dio el paso, el árbitro y un par de jugadores más, actores de relleno.

Segunda imagen. Lugar: México, D.F., Estadio Azteca. Fecha: 22 de junio de 1986, 13 horas, 22 minutos y 30 segundos. En un plano entero casi frontal, el mismo jugador melenudo con camiseta azul corre con el puño derecho en alto y el rostro cargado de emoción. Detrás, se observa a otro jugador con camiseta blanca y el dorsal número 6 sentado en el césped, cabizbajo y de espaldas a nosotros. En el fondo, borrosas, se alcanzan a ver muchas personas que, al igual que el melenudo, levantan sus brazos. La correcta musicalización de la escena dará a entender, incluso a quienes no hayan visto el resto de la película, que ésta no es una escena cualquiera, y que ese petiso melenudo no es un actor más, es el protagonista principal de la historia.

Así como Stanley Kubrick sintetizó la evolución de la especie humana en la elipsis más famosa de la historia del cine, la elipsis entre estas dos imágenes bien puede sintetizar la historia del fútbol. Más de cien años de fútbol contenidos en esos once segundos transcurridos entre que el melenudo recibe un mal pase de un compañero y que él mismo sale eufórico y con el puño en alto a celebrar su gol. Pero si bien esta es la escena central de la película, el segundo punto de giro que nos saca del desarrollo y nos introduce en el desenlace inevitable, es necesario hacer un flashback e ir al comienzo de la historia, que, como todo comienzo, será arbitrario.

Para iniciar la historia de la XIII Copa del Mundo de fútbol nos iremos hasta el 9 de junio de 1974. Ese día, el Comité Ejecutivo de la FIFA reunido en su sede de Zúrich dispuso que Colombia fuera el país encargado de organizar la Copa Mundial de 1986. Después del certamen celebrado en España, y de acuerdo a las reglas de alternancia, el máximo evento del fútbol mundial volvería a tierras americanas. Sin embargo, en octubre de 1982, el presidente del país cafetero, Belisario Betancur, en un escueto comunicado de 99 palabras anunció que su país no estaba en condiciones económicas de afrontar las exigencias de infraestructura establecidas por la FIFA y que, por lo tanto, renunciaba a organizar el evento. Inmediatamente hubo que elegir una nueva sede, para la cual hubo cuatro países candidatos: Canadá, Brasil, Estados Unidos y México. Brasil se retiró poco antes de la designación al igual que Canadá, mientras que Estados Unidos, que no contó con mucho apoyo inicial, prefirió posponer su candidatura para la Copa del Mundo de 1994 de la que resultó electo y así quedó el camino liberado para la candidatura de México, que ya había organizado el Mundial de 1970 y contaba con la infraestructura necesaria para organizar un nuevo certamen. De esta manera, el 20 de mayo de 1983, el Comité Ejecutivo de la FIFA eligió unánimemente a México como organizador de la Copa del Mundo de 1986. No obstante, todavía no estaba dicha la última palabra. El torneo en México estuvo a punto de suspenderse debido al devastador terremoto que el 19 de septiembre de 1985, a menos de nueve meses del inicio de la Copa, asoló el Distrito Federal, produjo miles de muertos y obligó a una millonaria inversión extra para poner a punto la Ciudad de México y sus alrededores en un tiempo extra.

Nuevamente 24 selecciones se clasificaron para el Mundial, aunque para esta edición se volvió a cambiar el formato: luego de una primera fase con seis zonas de cuatro, los dieciséis mejores seleccionados (los dos primeros de cada grupo y los cuatro mejores terceros) clasificarían a octavos de final, desde donde se irían eliminando a partido único hasta decidir a los dos finalistas. Tres selecciones hicieron su debut en esta Copa: Canadá, Dinamarca e Irak.

El partido inaugural se jugó el mediodía del 31 de mayo en el Estadio Azteca, bajo el agobiante sol y el smog del Distrito Federal. En vano habían intentado los jugadores, principalmente los de la delegación argentina, protestar por el horario que los obligaba a jugar a altísimas temperaturas. Una vez más, lo que primó fueron los negocios de la FIFA, que consideraba que poniendo los partidos al mediodía y las primeras horas de la tarde iba a incrementar los ingresos producto de la televisación del torneo en horario central para el continente europeo. El actual campeón, Italia y Bulgaria igualaron en uno en un deslucido encuentro, casi una tradición en los partidos inaugurales. Ambas selecciones integraban el grupo A junto a Argentina y Corea del Sur. En su debut, dos días más tarde, la selección dirigida por Carlos Salvador Bilardo se impuso 3 a 1 al combinado asiático que jugó un partido por demás violento. Los goles argentinos los convirtieron Valdano, por duplicado, y Ruggeri. El 5 de junio se jugó la segunda fecha, donde Argentina e Italia se vieron las caras por tercer mundial consecutivo, aunque esta vez el partido terminó igualado en uno. El gol argentino lo convirtió Diego Armando Maradona, que empezaba a mostrar que ese no sería un Mundial más. Ya clasificada, la selección aseguró el primer puesto tras vencer 2 a 0 a Bulgaria en la última fecha con goles de Valdano y Burruchaga.

El grupo B lo integraron los anfitriones junto con Bélgica, Paraguay e Irak. México lideró la zona escoltado por Paraguay, mientras que el seleccionado belga, con una victoria, un empate y una derrota se clasificó como uno de los mejores terceros. El grupo C estuvo encabezado por la URSS y Francia, que derrotaron sin mayores inconvenientes a Hungría y Canadá y empataron su partido. En el grupo D Brasil, nuevamente, volvió a demostrar su buen juego ganando sus tres partidos a España, Argelia e Irlanda del Norte sin recibir un solo gol en contra. Como en el Mundial anterior, Brasil sacaba chapa de candidato gracias a una gran primera ronda. Los otros clasificados del grupo fueron los españoles, que se recuperaron de la derrota inicial ante el “Scratch” y derrotaron a irlandeses y argelinos. Por el grupo E se vio una de las mayores sorpresas del torneo. La debutante selección danesa fue una de las sensaciones de la primera fase y se llevó el grupo luego de tres victorias consecutivas. En el debut por derrotó a Escocia por 1 a 0, pero fue gracias a los otros dos partidos que los daneses se llevaron las miradas de todo el mundo futbolero. En la segunda fecha apabullaron a Uruguay por 6 a 1, con tres goles de Elkjær Larsen y una gran actuación de su figura Michael Laudrup. En la última fecha los daneses volvieron a ratificar su buen juego y derrotaron a una de las grandes candidatas, Alemania, por 2 a 0. Los alemanes clasificaron en segundo lugar aunque sin convencer demasiado, luego de igualar ante Uruguay y vencer por la mínima a la selección escocesa dirigida por Alex Ferguson en los dos primeros encuentros. Por último, otra de las sorpresas se dio en el grupo F liderado por Marruecos, el más débil en apariencia de la zona, pero que logró hacerse fuerte gracias a su defensa y luego de dos empates sin goles ante Polonia e Inglaterra, derrotó 3 a 1 a Portugal y lo eliminó del Mundial. Ingleses y polacos, con una victoria, un empate y una derrota cada uno, completaron los clasificados.

El 15 de junio se pusieron en marcha los octavos de final con los triunfos de México sobre Bulgaria por 2 a 0 y la victoria de Bélgica que, en uno de los partidos más emotivos del campeonato derrotó a la Unión Soviética en tiempo suplementario por 4 a 3, luego de haber igualado en 2 en los 90 reglamentarios. Al día siguiente Brasil volvió a demostrar todo su potencial y goleó 4 a 0 a Polonia, de la mano de sus figuras, Sócrates, Josimar, Careca y Edinho. Por la tarde, en el clásico rioplatense, Argentina venció en un disputado encuentro a Uruguay por 1 a 0 con un gol de Pedro Pablo Pasculli sobre el final del primer tiempo. El 17, Francia eliminó a los campeones italianos por 2 a 0 con una gran actuación de su figura, Michael Platini, mientras que Alemania, que seguía sin mostrar su mejor versión, apenas venció por 1 a 0 a Marruecos con un gol de Lothar Matthäus a dos minutos del final. En los últimos dos partidos de octavos, Inglaterra, que había clasificado luego de golear 3 a 0 a Polonia en la última fecha del grupo E, volvió a repetir resultado, esta vez ante la selección paraguaya; mientras que Dinamarca, que había sido el equipo sensación de la primera fase, no pudo ratificar su buen andar y fue goleada por España por 5 a 1, con cuatro goles de Emilio Butragueño.

Los cuartos de final se jugaron los días 21 y 22 de junio. Brasil y Francia, dos de los equipos que mejor fútbol habían mostrado hasta ese momento, no decepcionaron e igualaron 1 a 1 en un gran partido en el que Zico erró un penal y que debió decidirse con tiros desde los doce pasos. En la tanda de penales se dio uno de los hechos más curiosos de este Mundial: en el tercer penal del equipo francés, el delantero francés estrelló la pelota en el palo, pero con tanta suerte que al rebotar hacia el centro del área, la pelota pegó en la cabeza del arquero brasilero y entró al arco. El árbitro convalidó el gol, pese a los reclamos de los futbolistas brasileros que consideraban que el penal había terminado luego de que la pelota pegara en el palo y no entrara directamente al arco. Finalmente, los franceses se iban a imponer por 4 a 3 en los penales y se clasificarían a su segunda semifinal consecutiva. En el otro encuentro disputado ese día Alemania y México también debieron desempatar por vía de los penales luego de un deslucido 0 a 0. Los alemanes fueron más efectivos y dejaron en el camino a los locales por 4 penales a 1.

Y acá es donde debemos volver al comienzo de la historia. Las heridas de la Guerra de Malvinas todavía estaban muy frescas como para que ese fuese un partido más. Además, en el plano deportivo todavía se pensaba en el escandaloso partido que ambas selecciones habían disputado veinte años antes en el Mundial hecho a la medida de Inglaterra. Cuando quedaron definidos los cruces de cuartos de final, fue necesario realizar un sorteo para ver qué selección jugaría con camiseta titular y cuál debería usar la suplente, dado que las titulares de ambos seleccionados eran claras y podían prestarse a confusión. Inglaterra ganó el sorteo y Argentina se vio obligada a usar la camiseta azul. Pero había un inconveniente, la marca que vestía a la selección argentina había confeccionado las camisetas titulares con una tecnología que reducía el peso y aumentaba la ventilación, ideal para afrontar las altas temperaturas del Distrito Federal. Sin embargo, las camisetas suplentes, eran tradicionales, de algodón, más pesadas y calurosas que la celeste y blanca. Con esas camisetas azules había jugado la selección en octavos ante Uruguay en condiciones climáticas más favorables, sin embargo, Le Coq Sportif se negó a fabricar camisetas suplentes con la misma tecnología que las titulares con tan poco tiempo de anticipación. Ante la negativa de la marca, Bilardo tomó una decisión, junto al cuerpo técnico consiguió en una tienda un juego de camisetas azules de la misma marca que vestía a la selección y mandó a confeccionarles el escudo y los números. Por ese motivo, la selección nacional salió a jugar ese partido clave ante Inglaterra con una camiseta que nunca más volvió a usarse, con un escudo distinto, un azul rayado mucho más brilloso y los números en gris metalizado.

Con esa camiseta casi artesanal, el 22 de junio de 1986, bajo el sofocante calor, el smog y la altura de la Ciudad de México, Argentina salió a buscar un lugar entre los cuatro mejores del Mundial. El primer tiempo pasó sin mayores sobresaltos. Pero los segundos 45 minutos entrarían para siempre en la historia del fútbol. A los seis minutos del segundo tiempo una jugada combinada entre Maradona, Olarticoechea y Valdano llevó la pelota hasta el área inglesa. Un mal pase de Maradona a Valdano fue interceptado por el defensor inglés Hodge quien, intentando rechazar o hacer un pase al arquero, tiró un pelotazo aéreo al corazón del área, el pase llovido fue aprovechado por Maradona, que anticipó al arquero Peter Shilton e impactó con su puño izquierdo la pelota que fue mansita al fondo de la red. Maradona corrió hacia el córner a festejar el gol mientras los jugadores ingleses protestaban inútilmente al árbitro tunecino Ali Bin Nasser. Cuando le preguntaron a Diego al terminar el partido por el gol él se limitó a responder que había sido “la mano de Dios”. Y así se conocerá hasta el final de los tiempos. No muchos jugadores pueden jactarse de haber hecho goles tan conocidos que tengan nombres propio. Maradona tiene dos. Pero si el primero fue producto de una acción ilegal no advertida por el árbitro, el segundo fue una obra de arte que llevó el fútbol a su máxima expresión. Sólo cuatro minutos después de su gol con la mano, Maradona recibió, en su propio campo, de espaldas al arco rival un pase de su compañero Héctor Enrique, dio media vuelta y con dos toques cortitos se deshizo de la marca de Peter Reid y Peter Beardsley y cruzó a toda velocidad hacia el campo inglés eludiendo la marca de Terry Butcher, luego fue el turno de otro Terry, Fenwick, a quien eludió para ingresar con la pelota al área ante la salida del arquero Peter Shilton y del propio Butcher que se había recuperado y lo perseguía de cerca. Dos años antes el propio Maradona había hecho una jugada similar ante Inglaterra en Wembley. En aquella ocasión, luego de gambetear a varios jugadores, Maradona había cruzado la pelota ante la salida del arquero y ésta se había ido muy cerca del palo. Su hermano menor le había dicho “la próxima vez no le pegues cruzado, mejor amagále al arquero y seguí por la derecha”, por eso, ahora, ante la salida del arquero inglés Maradona optó por seguir por la derecha y eludirlo, y en el preciso instante en que el carnicero Butcher le tiraba una artera patada de atrás, Maradona, cayéndose, empujó la pelota con su pie izquierdo al fondo de la red, para levantarse y con el puño en alto correr hacia el córner a abrazarse con su gente y con la historia. Si el primero fue “La mano de Dios”, el segundo fue obra exclusiva de él, y el tiempo lo conocería como el “Gol del Siglo”, a cargo del mejor jugador que viera el siglo XX. Sobre el final del partido Gary Lineker, el goleador del torneo marcaría el descuento, pero ya era tarde, la historia estaba sentenciada después de que “el genio del fútbol mundial” convirtiera, en el lapso de cinco minutos, los dos goles más famosos de la historia de los mundiales.

El 25 de junio se jugaron las semifinales. Al igual que cuatro años antes, Alemania volvió a eliminar a Francia, esta vez por 2 a 0 en el que fue su mejor partido en todo el Mundial. En la otra semifinal, con un Maradona nuevamente en estado de gracia, Argentina derrotó a Bélgica, que había eliminado en cuartos por penales a España, también por 2 a 0, con dos goles de la figura del torneo.



La final se jugó el 29 de junio también en el Estadio Azteca ante 115.000 personas. José Luis Brown, que había sufrido una lesión en el hombro y se había negado a salir del campo de juego, abrió el marcador a los 22 minutos con un cabezazo tras un centro de Burruchaga. A los 11 del segundo tiempo Valdano estiró la ventaja en una jugada que comenzó en la propia área argentina y encaminó la final para Argentina. Pero todavía no estaba todo dicho. Los siempre batalladores alemanes acorralaron a la selección argentina contra su arco y con dos jugadas de pelota parada empataron el partido. Pero dos minutos después del empate alemán, una genial asistencia de Diego Armando Maradona dejó a Jorge Luis Burruchaga mano a mano con el arquero alemán Harald Schumacher y ante la salida de éste tocó suavemente la pelota para marcar el 3 a 2 definitivo. Argentina ganaba su segunda Copa del Mundo y Maradona entraba para siempre en el Olimpo del fútbol mundial.