28/03/2024

Política

Gonzalo Diez y Alberto Esnaola ya perdieron

05/09/2021 |



Falta solo una semana para las PASO y nadie puede predecir con exactitud qué es lo que sucederá. Las pocas encuestas que han circulado en estos días arrojan resultados muy disímiles y el alto grado de votantes indecisos hace aún más impredecible lo que vaya a pasar el próximo domingo. Hay, sin embargo, un dato que se impone: Gonzalo Diez y Alberto Esnaola ya perdieron. No, no hay una bola de cristal que haya predicho los resultados del 12 de septiembre ni del 14 de noviembre. No se trata de una cuestión matemática sino de la forma en que llega este espacio radical a las elecciones y de las oportunidades que perdieron en el camino.

Tras un largo tiempo a la sombra del PRO, la Unión Cívica Radical se encuentra, después de varias elecciones, con la posibilidad de pelearle de igual a igual la conducción del espacio a su principal socio político. La figura de Facundo Manes en la Provincia le trajo al radicalismo aires nuevos que invitan a soñar al centenario partido con disputar lugares de preeminencia en todo el país. Ante este panorama, la realidad del radicalismo necochense parece ir en contra de la corriente radical a nivel nacional.

Sin embargo, nada hacía prever hace un par de años que el radicalismo local se iba encontrar hoy por hoy en esta encrucijada. Tras una elección 2017 en la que se presentaron dos listas para presidir el Comité Emiliano Abásolo, el espacio ganador trabajó para restaurar la unidad y el fortalecimiento de la UCR. Así se llegó a una renovación de autoridades en plena pandemia, donde no fue necesaria la disputa electoral para elegir al nuevo presidente; prevaleció el consenso y se eligió al veterano dirigente Alberto Esnaola como nueva autoridad. El acuerdo fue claro: Esnaola presidiría el Comité y convocaría una asamblea interna para elegir quiénes serían los candidatos radicales en las PASO 2021. Pero Esnaola olvidó rápido sus promesas y borró con el codo lo que había escrito con la mano. “Si yo decía lo que iba a hacer no me votaba nadie”, dijo en un acto de sincericidio el ex presidente Carlos Menem al reconocer sus falsas promesas de campaña. Emulando al caudillo riojano, Esnaola decidió no convocar ninguna asamblea y definir en un plenario con mayoría propia cómo se conformaría la lista radical. El motivo era evidente. Esnaola ya había decidido que quien debía encabezar la lista era su protegido Gonzalo Diez.

Ante esta situación, quienes habían apoyado el regreso de Esnaola a la presidencia del Comité con la promesa de convocatoria a asamblea no tuvieron más remedio que conformar una lista propia que se sume a la interna del Frente Juntos. Esto deja al radicalismo local en una posición inimaginada meses atrás. Con un radicalismo nacional fortalecido y con un PRO necochense enfrentado en internas, la UCR local tenía la posibilidad de presentar una lista de unidad que enviara un mensaje contundente a los vecinos y permitiera un cómodo triunfo en la interna de Juntos. En vez de eso, la intransigencia de Esnaola y Diez rompió el partido y dividió al electorado. Está claro que Diez puede ganar la interna, pero, salvo que el triunfo sea por una ventaja contundente, la sensación que quedará será la de un triunfo con sabor a derrota, sabiendo que a pesar de contar con el aparato oficial del partido fueron responsables de la división y no pudieron aplastar en votos a una renovación que se impone como la alternativa más realista de cara al futuro.

En caso de imponerse en la interna Diez tendrá, además, el desafío de quitarse el estigma de eterno perdedor. El protegido de Esnaola, también conocido como el Abraham Lincoln necochense, viene de perder las elecciones de 2015, 2017 y 2019 y deberá trabajar mucho luego de estas PASO si quiere imponerse en las generales de noviembre. Un escenario insospechablemente complejo para un radicalismo que se encontraba ante una oportunidad única.

Esnaola y Diez ya perdieron. No por el resultado de elecciones que todavía no se realizaron, sino por una construcción política que demostró no estar a la altura de lo que el centenario partido necesitaba.