02/05/2024

Policiales

MAR DEL PLATA

"Dispararon y alcanzaron los chicles, por eso no fui herido"

17/04/2024 08:56 | Empleado de kiosco en Mar del Plata evita robo con gas pimienta, sobrevive a balacera gracias a que la bala impactó en un paquete de chicles. Preocupado por la falta de seguridad en la zona y la frecuencia de los robos.



Se libró por un golpe de suerte, pero la indignación persiste: "Estoy furioso porque nadie toma medidas"

Así expresó su frustración el empleado del kiosco situado a 600 metros del Estadio Mundialista de Mar del Plata. El individuo logró evitar un robo después de enfrentar a los delincuentes con gas pimienta, aunque milagrosamente no resultó herido. Este fue el sexto asalto en lo que va del año 2024.

Como informó previamente el medio 0223, el lunes 15 de abril fue un día excepcional para Cristian, quien trabaja en un kiosco en la avenida Peralta Ramos número 700. Aproximadamente a las 14:00 horas, dos individuos exigieron el dinero de la recaudación, pero él se defendió utilizando gas pimienta. Sorprendidos por su reacción enérgica, uno de los delincuentes disparó al menos dos veces, y una de las balas fue detenida por un paquete de chicles.

"En lo que va del año ya hemos sido víctimas de seis robos a mano armada. Y esta vez fue igual, aunque hubo dos disparos. Activé el botón de pánico, pero no tuvo efecto. La policía llegó después de que una mujer escuchara los disparos y llamara al 911. Aquí estamos completamente solos, sin seguridad. Siempre hay problemas en esta cuadra: ya sea en la panadería, en nuestro kiosco, o en los comercios chinos. Parece que siempre alguien está siendo asaltado en esta zona", lamentó el comerciante del establecimiento, ubicado en Independencia entre Irala y Ortiz de Zárate, a tan solo 600 metros del Estadio José María Minella.

 

En su relato a 0223, Cristian rememoró los eventos. "Uno de los ladrones me exigió dinero, y cuando no reaccioné, me dispararon. Afortunadamente, el tiro impactó en los chicles y no en mí. Entonces, tomé el gas pimienta y se lo rocié. Primero al que estaba frente a mí, el que disparó, y luego al otro. Mientras se marchaban afectados por el gas, el que había disparado intentó apuntarme, pero al no conseguirlo, disparó al aire, rozándome pero sin herirme. Sin embargo, sí hirió a su compañero", describió.

Tras esta angustiante experiencia, la dueña del local le pidió que cerrara durante el resto del día. Menos de 24 horas después, los nervios del hombre todavía no se habían calmado. "La verdad es que quedé muy afectado, porque estoy furioso. No me siento seguro ni protegido. Aquí cualquier persona puede hacer lo que quiera, y nosotros no tenemos seguridad alguna. No tengo miedo, pero sí mucha impotencia y enojo".