
La proclamación de Nicolás Maduro como ganador de las elecciones presidenciales en Venezuela ha desencadenado protestas masivas en Caracas y otras partes del país. La represión de estas manifestaciones ha resultado en al menos cuatro muertos y 46 detenidos, generando preocupación internacional y una fuerte condena por parte de la oposición.
El Consejo Nacional Electoral (CNE) anunció la victoria de Maduro con un 51,2% de los votos frente al 44,2% del opositor Edmundo González Urrutia. La participación fue del 59%, con el 80% de las actas escrutadas, y el CNE, bajo control chavista, declaró la tendencia como “irreversible”. Maduro defendió su triunfo, pero la líder opositora María Corina Machado rechazó los resultados, afirmando que tienen el 73,20% de las actas que prueban lo contrario.
La situación ha escalado con protestas que fueron enfrentadas por fuerzas policiales y colectivos chavistas. En respuesta, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha pedido al gobierno de Maduro transparencia en el conteo de votos y moderación en el manejo de la situación política. Brasil, junto con otros países como Estados Unidos y Chile, ha instado a la publicación de las actas para asegurar la legitimidad del proceso. El Centro Carter también ha solicitado al CNE que publique las actas electorales de inmediato.
Mientras tanto, China e Irán han aplaudido los comicios como un éxito, contrastando con la creciente tensión y violencia en las calles de Venezuela.