En una reciente entrevista, el expresidente Alberto Fernández se defendió ante las acusaciones de violencia de género realizadas por su expareja, Fabiola Yáñez. Fernández negó enfáticamente haber agredido físicamente a Yáñez, asegurando que las marcas en su rostro son resultado de un tratamiento estético y no de un golpe, como se ha insinuado.
El exmandatario también sostuvo que Yáñez enfrenta graves problemas psíquicos y que su estado emocional vulnerable ha sido manipulado para desacreditarlo públicamente. En un intento por desmentir las acusaciones, Fernández planteó una serie de preguntas retóricas: "Si soy un golpeador, ¿por qué se sometió a un tratamiento de fertilidad para que tuviéramos un hijo? ¿Por qué no hay un solo testimonio de alguien a quien ella le hubiera contado del alegado maltrato?"
Fernández agregó un elemento más a su defensa, afirmando que Yáñez lo contactó para informarle que le habían ofrecido 3 millones de dólares para que lo denunciara ante la Justicia. Estas declaraciones suman un nuevo capítulo a una controversia que ha capturado la atención pública, y que sigue generando debates sobre la veracidad de las acusaciones y las posibles motivaciones detrás de ellas.
El caso continúa en el centro del interés mediático, mientras se espera que se esclarezcan los hechos y se determine la veracidad de las acusaciones.