Amenazas y represalias
Empleados de la UPC, preocupados por los desmanejos que presencian a diario, han compartido información crucial con Necochea Digital bajo estricta reserva, temiendo represalias. “Estos son jodidos”, comentan en voz baja, reflejando el temor que sienten por las posibles consecuencias de exponer la situación. Las fuentes revelan un clima de creciente intimidación por parte de Arrieta, quien, acorralado por la presión social y las denuncias internas, ha optado por una estrategia de amenazas en lugar de buscar soluciones a los problemas estructurales de la cooperativa.
Retiro de donaciones y represalias a entidades críticas
En las últimas horas, se ha conocido que el Consejo de Administración de la UPC ha comenzado a retirar el apoyo a entidades de bien público que se han mostrado críticas ante la crisis que atraviesa la cooperativa. Varios de estos organismos recibieron notificaciones informando la baja de donaciones o descuentos previamente otorgados. En un giro aún más polémico, se pretende cobrar retroactivamente las donaciones ya entregadas, exigiendo a las entidades que devuelvan lo que en su momento fue destinado para ayudarles.
Este tipo de prácticas, impulsadas por Arrieta, evidencian lo que muchos ya califican como un manejo oscuro y patoteril de la UPC. La cooperativa se encuentra en una situación inédita, bajo la dirección de un presidente que parece más enfocado en silenciar a los críticos que en corregir las graves irregularidades que afectan a miles de usuarios.
Facturas mal medidas y descontento social
Mientras tanto, los problemas relacionados con las facturas de luz mal medidas y los montos desproporcionados continúan afectando a la población de Necochea y Quequén. Los reclamos de los usuarios, quienes aseguran que los montos facturados no guardan relación con el consumo real, han caído en oídos sordos. En lugar de recibir respuestas o soluciones, los vecinos enfrentan un escenario de intimidación y amenazas, sumando otro capítulo oscuro a la crisis de la UPC.
La situación en la Usina Popular Cooperativa es cada vez más insostenible. El clima de tensión interna, sumado a las denuncias públicas y el descontento generalizado, está llevando a la institución a un punto crítico.
Es evidente que la UPC está en un momento de quiebre, y las prácticas intimidatorias de su presidente, lejos de solucionar los problemas, no hacen más que profundizar la crisis.