El principal cambio que introduce la ley es la eliminación de las boletas partidarias tradicionales, reemplazándolas por una única papeleta que reúne toda la oferta electoral en una sola hoja. Esto busca combatir prácticas como el robo de boletas y reducir la influencia de los partidos que se presentan únicamente para obtener fondos estatales destinados a la impresión de boletas. Además, el diseño de la nueva boleta sigue el modelo utilizado en la provincia de Mendoza, con columnas verticales para los partidos y filas horizontales para los cargos, lo que facilita la elección de los votantes.
El proyecto contó con el apoyo de varias fuerzas políticas, incluyendo el oficialismo, la UCR, Pro y la Coalición Cívica (CC). La diputada Mercedes Llano, del bloque libertario, destacó que la Boleta Única fortalecerá la democracia, asegurando elecciones más limpias y competitivas. Su compañero de bancada, Santiago Pauli, subrayó la importancia de reformas estructurales que optimicen el sistema democrático argentino.
Por su parte, el radical Atilio Benedetti elogió la reforma como un avance hacia una mayor transparencia electoral, mientras que María Florencia de Sensi, del PRO, destacó que su partido había impulsado esta iniciativa desde 2007, señalando que la aprobación de la ley es el resultado de dos décadas de esfuerzo contra el clientelismo y las trampas electorales.
Desde Unión por la Patria (UxP), la diputada Carolina Gaillard fue una de las voces más críticas, asegurando que este proyecto, junto con la ley de ficha limpia y la ley antimafia, debilitan el estado de derecho y cuestionan la solidez de la democracia. Además, otros legisladores del espacio oficialista argumentaron que no existen pruebas de fraude electoral en el sistema actual y que los controles fiscales ya garantizan la transparencia.
La aprobación de esta reforma marca un cambio histórico en el sistema electoral argentino, con la promesa de mejorar la transparencia y accesibilidad de los votantes. Sin embargo, el debate alrededor de su implementación refleja las divisiones políticas que atraviesan el país en la actualidad.