
Según trascendió, Ciliberto sufrió una hemorragia interna que derivó en un paro cardíaco. Se encontraba internado en el hospital Thompson de San Martín y estaba previsto su traslado para realizarle estudios más complejos. Sin embargo, su estado se agravó durante la madrugada y no logró sobrevivir. "Nos enteramos de que se descompensó y debieron internarlo. Ayer a la tarde estaba mejor, pero en la madrugada entró en paro", relató Larry de Clay.
Durante la década del 90, Toti Ciliberto se convirtió en una de las figuras más queridas de la televisión argentina. Su carrera tomó un rumbo decisivo cuando Marcelo Tinelli lo convocó para sumarse al elenco de VideoMatch en 1992. Con su inconfundible estilo, su humor físico y su capacidad para la improvisación, logró conquistar al público con personajes inolvidables.
Además de su paso por la televisión, Ciliberto incursionó en el cine, participando en películas como Vivir intentando (con Bandana), Brigada explosiva: misión pirata (junto a Emilio Disi y Luciana Salazar) y Cuatro de copas (con Federico Luppi). En 1997, tuvo su propio ciclo televisivo, Adivina adivinador, donde realizó una de sus caracterizaciones más recordadas: Juan Román Riquelme.
Detrás de las risas y el éxito, Toti Ciliberto atravesó momentos difíciles. En una entrevista con Gastón Pauls para el ciclo Seres Libres, el humorista confesó su lucha contra la adicción a la cocaína. "Uno se engaña. Creés que te ayuda a estar más pila, hasta que te das cuenta de que te está matando", reveló en aquel momento.
Su punto de quiebre fue su familia. El apoyo de sus hijos y de su exmujer, sumado a un fuerte acercamiento a la fe, lo llevaron a iniciar un camino de recuperación. "Si no me sacaba el Señor, yo nunca hubiera salido de ahí", aseguró en el programa La Puerta Abierta.
Lejos de los excesos, encontró un nuevo sentido en la espiritualidad y en el arte. En sus últimos años, se dedicó al teatro comunitario y a la docencia, ofreciendo clases gratuitas de actuación en espacios culturales. También se volcó a la música con su banda Toti y los Cilibertos, donde combinaba rock, humor y testimonios sobre su experiencia de vida.
Su familia y amigos lo recuerdan como un hombre que logró reinventarse y encontrar la paz. "Más que actuar, les enseñaba a estar bien consigo mismos", contó uno de sus alumnos.
Su legado trasciende la pantalla. Fue más que un comediante: fue un artista que supo hacer reír y emocionar. A pesar de sus batallas personales, logró transformar su historia en un mensaje de esperanza. Su partida deja un vacío en la escena humorística argentina, pero también el recuerdo imborrable de un talento único que supo hacer reír a generaciones enteras.