*Por Víctor Ingrassia
Pasados ya casi 11 meses de la aparición del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que produce la enfermedad COVID-19 clasificada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como pandemia, los sentimientos de angustia, temor e incertidumbre todavía persisten en el mundo y lo seguirán haciendo por varios meses más, hasta que tengamos una vacuna preventiva o un tratamiento efectivo para casos graves.
Además de infectar a 43 millones de personas en el planeta y matar a más de un millón de almas, el coronavirus está causando problemas de salud mental en millones de personas en todo el mundo, debido a que nunca en la historia de la humanidad, las personas sanas debieron permanecer en confinamientos masivos con restricciones para circular o realizar sus actividades sociales diarias.PUBLICIDAD
En un amplio estudio publicado en marzo por la prestigiosa revista médica The Lancet, titulado “El impacto psicológico de la cuarentena y cómo reducirlo: revisión rápida de la evidencia”, se analiza que el brote de la enfermedad por coronavirus de diciembre de 2019 ha hecho que muchos países soliciten a las personas que se aíslen en sus hogares. En la investigación un grupo de científicos internacionales analizaron el impacto psicológico de la cuarentena utilizando tres bases de datos electrónicas.De 3166 artículos encontrados, 24 se incluyeron en esta revisión. La mayoría de los estudios revisados informaron efectos psicológicos negativos que incluyen síntomas de estrés postraumático, confusión e ira.
El comienzo de la cuarentena en marzo en Argentina, con alto nivel de acatamiento (Adrián Escandar)
Los factores estresantes incluyeron una mayor duración de la cuarentena, temores de infección, frustración, aburrimiento, suministros inadecuados, información inadecuada, pérdidas financieras y estigma. Algunos investigadores han sugerido efectos duraderos en las personas y sugieren que “en situaciones en las que se considere necesaria la cuarentena, los funcionarios deben poner a las personas en cuarentena por no más tiempo del requerido, proporcionar una justificación clara para la cuarentena e información sobre los protocolos, y garantizar que se proporcionen suficientes suministros”.
“La mayoría de los estudios analizados por The Lancet encontró efectos psicológicos negativos como estrés postraumático, ansiedad, depresión, agotamiento, insomnio, estigma, frustración, desapego, ira, entre otros. El impacto mental de la cuarentena es amplio, sustancial y es importante destacar que, según los estudios, estos efectos podían ser duraderos. Esto no significa que la cuarentena no deba implementarse. Sin embargo, esto no significa que el aislamiento social preventivo pensado para el bien común no tenga efectos colaterales y es por eso que debe manejarse con sumo cuidado. Los funcionarios deben tomar todas las medidas para garantizar que esta experiencia sea lo más tolerable posible para las personas”, explicó a Infobae el neurocientífico Facundo Manes, fundador de Ineco.La evolución de la llegada del virus en Argentina
Y agregó: "Algunas medidas que pueden aliviar el estrés de la incertidumbre son:
-tener una comunicación clara (diciéndole a las personas lo que está sucediendo y por qué, explicando cuánto tiempo continuará)
-proporcionar actividades significativas para que las personas realicen mientras están en cuarentena, asegurar suministros básicos (como alimentos, agua e insumos médicos)
-reforzar la sensación de altruismo que las personas deberían, con razón, sentir, ya que el altruismo, la solidaridad, es un motivo más fuerte que la obligatoriedad para impulsar conductas prosociales.Personas con máscaras faciales caminan por una calle, durante la reactivación de varios sectores económicos después del fin de la cuarentena por la pandemia de COVID-19, en Bogotá, REUTERS/Luisa González
Teniendo en cuenta la aparición del virus, su llegada a la Argentina, la prolongada extensión del aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) que lleva más de 200 días y las consecuencias en la salud mental que todo esto conlleva, sumado a la incertidumbre de cuándo llegará el fin de esta pandemia, Manes comentó que desde Fundación Ineco realizan una investigación para medir y evaluar los efectos de la pandemia y la cuarentena en la salud mental de la población Argentina. Según el experto, el objetivo es comprender no solo cuánto impacta, sino a través de qué factores lo hace, lo que permitirá pensar mejores herramientas e intervenciones para lidiar con esto. El estudio se realiza a través de encuestas en más de 10.000 personas de todo el país, en distintos momentos de la evolución de la pandemia. Principalmente, medimos el impacto emocional, y en especial el estado de ánimo (asociado a la depresión) y la ansiedad.
“En este tiempo extraordinariamente duro que vivimos desde hace tantos meses, casi todos nosotros, seguramente, sentimos cansancio, falta de motivación, falta de concentración, preocupación, incertidumbre. Como si fuera poco, además, nos parece anormal, injustificado, y nos sentimos mal por sentirnos mal. Cuando cambian nuestras vidas –sea por la pandemia en sí misma o por las medidas para hacerle frente- se transforma nuestra relación con el entorno y, por lo tanto, se afecta nuestro ánimo. En el estudio realizado por Fundación INECO el impacto psicológico abarca un rango de reacciones que incluye: estados emocionales intensos, pero dentro de la normalidad, reacciones de adaptación problemáticas que causan malestar significativo y dificultades de funcionamiento, aunque son transitorias: los denominamos trastornos adaptativos, trastornos de ansiedad y depresión propiamente dichos”, precisó Manes.Los controles para circular también causan estrés y angustia en las personas
Y agregó: “En este estudio se observó que la fatiga mental era el factor más importante para explicar sentimientos de ansiedad y la depresión de las personas. No hacer las cosas que hacemos siempre y hacer aquellas que habitualmente no hacemos requieren de un gran esfuerzo cognitivo. Y el agotamiento resultante puede llevarnos a tomar malas decisiones como, por ejemplo, abandonar las conductas de cuidado. En otras palabras, el malestar y la fatiga resultante atentan contra la adherencia a las medidas sanitarias. También debemos evitar que esto tenga consecuencias que se extiendan en el largo plazo y se tornen crónicas. Es importante recalcar que debe tener en cuenta y no minimizar el impacto en las personas afectadas de manera más leve por dos motivos principales. Primero, en el corto plazo: el malestar y la fatiga resultante atentan contra la adherencia a las medidas sanitarias. Segundo, en el medio y largo plazo, esas personas, de no resolverse su cuadro actual, y si perduran las condiciones adversas, pueden desarrollar problemas más importantes”.
El estudio muestra que ya muy temprano al comienzo de la cuarentena (5-7 días) un tercio de las personas mostraban síntomas de afectación, sobre todo ansiedad y depresión. Con el paso del tiempo, aumentaron ambos índices, pero sobre todo este último, y esto se explica en gran medida por la fatiga cognitiva luego de tantas semanas de ver trastocadas sus vidas. Según las últimas mediciones (aproximadamente a los 80 días de las primeras medidas de aislamiento) la fatiga cognitiva es el factor más prominente dentro del impacto mental sostenido durante la pandemia. Este cansancio tiene efecto en cómo pensamos, en cómo tomamos decisiones, sobre cómo nos cuidamos, justamente en el momento en que necesitamos más claridad para tomar las mejores decisiones para estar protegidos.Al haber cerrado las escuelas y muchas oficinas, los chicos se mezclan con el trabajo de los padres en casa (Shutterstock)
"El segundo factor más prominente es cómo procesamos la incertidumbre, el no saber cómo, cuándo y de qué forma retomaremos nuestras vidas después del COVID-19. Las personas que presentan más intolerancia a la incertidumbre tienen mayores niveles de ansiedad. Para lidiar mejor con la incertidumbre, debemos lograr un difícil equilibrio entre resolver los problemas reales que van apareciendo y aceptar otras dificultades que están fuera de nuestro alcance. Pero para evitar que este sentimiento se convierta en desesperanza, es necesario saber que nuestros esfuerzos tienen un destino y que vamos a llegar a buen puerto. Desde el punto de vista social, esto requiere de un marco de contención y de planificación a mediano y largo plazo.
En adelanto a Infobae, Manes compartió algunas conclusiones resonantes de la investigación que se publicará en el Journal of Affective Disorders.Un guardia toma la temperatura a personas que hacen fila para ingresar a un centro comercial, en Caracas (Venezuela). EFE/Rayner
-Se evidenció un impacto temprano notorio en síntomas de depresión y ansiedad a poco de iniciarse las medidas de aislamiento más restrictivas (primera encuesta a 5-7 días)
-Se demostró un efecto inverso entre impacto emocional y edad (los más jóvenes fueron los más afectados)
-Se observaron diferencias de impacto por género (< mujeres) y nivel de ingresos familiares (a menor ingreso, mayor impacto)
-Los factores más importantes relacionados con depresión y ansiedad fueron los sentimientos de soledad, el estrés diario y los pensamientos negativos repetitivos, en ese orden
-El encontrarse en tratamiento previo por una condición relacionada con la salud mental aumenta el impacto, pero aquellas personas que no se encontraban en tratamiento previo también mostraron impacto significativo
-Los resultados de impacto emocional a través de encuestas sobrestiman la prevalencia de trastornos (PHQ-9 duplica la prevalencia real de trastorno depresivo mayor).Muchos locales comerciales no pudieron hacerle frente a la cuarentena y debieron cerrar.
-Muchos de las manifestaciones identificadas como posibles cuadros clínicos pueden representar formas transitorias adaptativas en lugar de cuadros mayores.
-Mecanismo Global: impacto rápido de estresor ambiental inesperado (pandemia+cuarentena): amenaza + disrupción de rutinas + restricción de comportamientos sociales
-Jóvenes: mayor impacto de restricción social y fisica + costo-beneficio personal percibido negativo
-Mujeres: propensión basal a trastornos internalizantes + sobrecarga ambiental (tareas múltiples, inequidad, violencia doméstica)
-La encuesta a 72 días de cuarentena refleja una profundización del impacto emocional, en especial en la serie de síntomas de tipo depresivo. Se mantienen los patrones observados en relación con la edad, el género y el ingreso familiar.
-No se observan diferencias entre regiones del país (AMBA vs no-AMBA) ni relación entre el impacto emocional y el grado de flexibilidad percibida de la cuarentena.
-En la encuesta a 72 días se suman mediciones de fatiga mental, dificultades cognitivas, preocupaciones económicas (presentes y futuras) e intolerancia a la incertidumbre.
-En el modelo de regresión lineal múltiple, estas variables se convierten en los factores con mayor poder explicativo de depresión y ansiedad.Una mujer se somete a una prueba de COVID-19 en la Plaza Salvador del Mundo, en San Salvador (El Salvador). EFE/Rodrigo Sura/Archivo
Qué quieren decir estos datos, qué significan
“La pandemia y las medidas de aislamiento (las dos juntas, porque no se pueden separar) afectan nuestro estado emocional de manera notoria. Desde hace cinco meses no vivimos una vida normal y eso afecta nuestro estado psicológico. Esto se observa en nuestro estudio, pero también en otros estudios locales y en estudio internacionales”, puntualizó Manes, que indicó que el impacto psicológico abarca un rango de reacciones que incluye estados emocionales intensos, pero dentro de la normalidad, reacciones de adaptación problemáticas que causan malestar significativo y dificultades de funcionamiento, aunque son transitorias: los denominamos trastornos adaptativos. Además, trastornos de ansiedad y depresión propiamente dichos.
"En los números que observamos encontramos todo ese arco de respuestas al contexto estresante. Un porcentaje menor al 15% probablemente tenga trastornos de ansiedad y depresión propiamente dichos, y en esos casos, suelen existir otros agravantes. Sin embargo, eso no quiere decir que al resto de las personas afectadas de manera más leve no se las deba tener en cuenta y minimizar su impacto, por dos motivos principales: 1) en el corto plazo: el malestar y la fatiga resultante atentan contra la adherencia a las medidas sanitarias, y 2) en el medio y largo plazo, esas personas, de no resolverse su cuadro actual, y si perduran las condiciones adversas, pueden desarrollar problemas más importantes. Frente a este cuadro, el especialista recomendó realizar una detección cuidadosa de posibles cuadros que requieran atención especializada y proveer de educación y herramientas diseminables para la comprensión y el manejo de las formas menores en la población general (psicoeducación), con atención y programas especiales a los grupos más vulnerables.La recreación y el turismo se vio seriamente afectado en esta pandemia (Shutterstock)
En ese aspecto, recomendó asistir el próximo 28 de octubre, organizado por la Fundación Ineco y el BID del primer Simposio virtual internacional de Neurociencias y Bienestar, con los mejores expertos argentinos y reconocidos profesionales del exterior. En esta ocasión, la temática será “Construyendo la neurociencia del bienestar durante y después de la pandemia”.
“Este simposio para todo el mundo hispano parlante busca darle herramientas y una comunicación clara a la sociedad para ayudarla preservar el bienestar mental durante esta pandemia. En el transcurso de una amplia jornada, vamos a darle a toda la comunidad herramientas prácticas, ejemplos claros y claves necesarias para sobrellevar el impacto que ha generado el COVID-19, especialmente en las personas más vulnerables y con necesidades económicas”, explicó Manes, uno de los organizadores del importante evento internacional.